Conoce nuestras
raíces y que nos
llevó a crear Elderoots

Orígenes

Mi nombre es Jordi Villazán y crecí en Sitges, un pequeño pueblo de la costa mediterránea al sur de Barcelona. Aunque mi madre no estaba demasiado convencida y siempre decía “si aquí no hay olas”, con siete años un amigo suyo me llevó a surfear, pasé muchísimo frío y no recuerdo coger ni media ola pero algo cambió en mi obsesión por el mar, ya no solo me bastaba con surfear. Quería algo más.

No conseguí repetir la experiencia hasta los doce años cuando tuve los ahorros suficientes y un buen amigo para atreverme a comprar mi primera tabla. Era una tabla 6.0 High-Performance, típico de la época, en la que si tu tabla pasaba de los 25 L o era algo más ancha no “surfeabas”. ¡¡De la tienda, fui directo a la playa!!

Un día con dieciséis años vi un video tutorial en Todosurf de como fabricar tu propia tabla, parecía tan sencillo que no lo dudé. Me costó un poco conseguir todo lo necesario y entender cómo usarlo, pero finalmente me puse a ello. Sigo teniendo en un rincón del taller lo que salió de ahí. Una “tabla” con solamente el bottom laminado con tinte negro que sigue pegajosa con la resina a medio catalizar. No era tan fácil…
Dos años después vi un curso de Shaping en Barcelona, al día siguiente estaba en Backdoor el taller de Luko de Wedge Surfboards. Aprendí todo lo que necesitaba y más. Tanto me gustó la experiencia, que no me bastó con hacer solo una. ¡¡Hicimos dos tablas!! Aprovecho para agradecer a Luko su paciencia y su forma de enseñarme, ya que significó un impulso enorme para mí.

Junto a mi pareja Laura y nuestro perro Whisky nos mudamos a Canarias donde empecé a vivir del surf trabajando como instructor y reparando MUCHAS tablas. Pero sobre todo aprendí lo más importante; conocer toda la cultura de este gran “deporte” que no había experimentado realmente hasta entonces.

Después de infinitas aventuras por distintas islas Lanzarote nos atrapó. Allí monté mi primer taller decente en una casa de alquiler en Guatiza al Este de la isla. Donde fabriqué la primera tabla hecha 100% por mí, y ¡¡terminada!!.  El día que la metí en el agua descubrí lo que quería hacer el resto de mi vida. Surfear tu propia tabla, ¡¡no hay sensación igual!!

Cuando menos los esperábamos se nos presentó la oportunidad de vivir en el pueblo de La Santa delante de la ola más mítica y intimidante de Lanzarote, el Quemao. Fue una época dura de mucho trabajo, pero el surf lo compensaba todo. Surfeé como nunca. Tras un tiempo, diferentes motivos nos llevaron a dejar atrás las maravillosas vistas al Barranquillo a cambio de poder tener un taller en condiciones, así que nos mudamos al centro de la isla al pueblo batatero de San Bartolomé. Con el espacio adecuado, el taller montado y lo aprendido hasta entonces mi Quiver empezó a crecer. Después de muchas pruebas y trabajo, el destino me llamó, en realidad fue un amigo quien lo hizo, se había enterado de que abría una nueva fábrica de tablas en la isla y quizá necesitaban gente. Me planté allí al día siguiente, conocí a Rubén el dueño. Casualmente había hecho el curso con Luko en Barcelona igual que yo. Me ofreció trabajo reparando y allí cambió mi suerte.


“Desde ese primer intento
a los dieciséis empecé a creer que podía hacer yo mismo lo que me propusiera”

Me pasaba los días en la fábrica, aun sin tener tablas por reparar, aprendiendo de Juan el Glasser/Sander y de Mark el Shaper. Mark llevaba más de treinta años afincado en Irlanda creando tablas increíbles. Hasta que debido a una operación tuvo que dejar el frío extremo y mudarse a un lugar con mejor clima. Para mi suerte, entre él y su familia decidieron ir a Canarias. Hicimos muy buena amistad y se convirtió en mi señor Miyagi. Pasamos horas creando en mi taller, me enseñó a “shapear” de la misma forma en la que había aprendido su mentor en Sudáfrica a mediados de los sesenta. Hicimos mi primera tabla con quillas fijas hechas por nosotros e incluso aprendí a cortar tablas en una máquina cnc de primera mano. Gracias a Mark he podido crear mi propia marca y tener modelos de tablas que él lleva más de treinta años perfeccionando. Tengo la gran suerte de seguir contando con su ayuda y apoyo, y planeamos volver a trabajar juntos pronto. Me enseñó todos los secretos de este arte que nadie te quiere contar y me aportó la confianza en mí que me faltaba. En el vi por primera vez la esencia y los orígenes del surf, intenté absorber y recordar todas las vivencias e historias que me contaba. Finalmente, el sueño se terminó y fue hora de volver a casa, Sitges, donde Roger, un gran amigo que ya nos acogió en un principio en su casa de Tenerife, me volvió a abrir las puertas de su club y su tienda confiando plenamente en mí. Después de casi un año haciendo todo lo necesario para tener el mejor taller que he tenido nunca, ya es una realidad. 

“Lo tengo todo en marcha y no puedo
esperar para hacer que todos sintáis
lo que sentí yo cuando probé
mi primera tabla”

Estáis invitados a venir a verlo cuando queráis. He creado mi propia marca, Elderoots.